Los riesgos de los préstamos entre amigos y familiares

préstamos entre amigos : Hombre devolviendo el dinero prestado por una amigo

¿Alguna vez has pensado en pedirle dinero prestado a un amigo o familiar? ¿O quizás te han pedido a ti que les prestes? Los préstamos entre amigos y familiares son una forma de financiación muy común, sobre todo en tiempos de crisis económica o cuando se necesita dinero urgente para afrontar un imprevisto.

Sin embargo, esta práctica también tiene sus riesgos y puede generar problemas tanto personales como legales si no se hace correctamente. En este artículo te explicamos cuáles son los principales riesgos de los préstamos entre amigos y familiares y cómo evitarlos.

¿Qué son los préstamos entre amigos y familiares?

Los préstamos entre amigos y familiares son aquellos que se acuerdan entre dos personas físicas, sin la intervención de una entidad financiera o un intermediario profesional. Se trata de créditos entre personas que se conocen y se tienen confianza, como por ejemplo dos amigos, un padre y un hijo, un hermano y una hermana, etc.

Estos préstamos pueden ser a título gratuito o a título oneroso, es decir, con o sin intereses. En el primer caso, el prestatario solo tiene que devolver el mismo importe que recibió, en el plazo acordado. En el segundo caso, el prestatario tiene que pagar además unos intereses al prestamista, que pueden ser fijos o variables.

Los préstamos entre amigos y familiares son completamente legales, pero es necesario que se formalicen correctamente para que no acarreen problemas con Hacienda o con la justicia. Además, es conveniente que se establezcan unas condiciones claras y razonables para evitar malentendidos o conflictos entre las partes.

¿Qué riesgos tienen los préstamos entre amigos y familiares?

Los préstamos entre amigos y familiares pueden tener varios riesgos, tanto para el prestamista como para el prestatario. Algunos de los más habituales son:

  • Riesgo fiscal: Si el préstamo no se declara correctamente ante Hacienda, se puede considerar una donación encubierta y estar sujeto al Impuesto de Sucesiones y Donaciones, con la consiguiente sanción económica. Para evitarlo, es necesario hacer un contrato por escrito donde se especifiquen las condiciones del préstamo y presentarlo ante la Agencia Tributaria.
  • Riesgo legal: Si el prestatario no devuelve el dinero en el plazo acordado o incumple alguna de las cláusulas del contrato, el prestamista puede reclamar judicialmente el cobro del préstamo. Sin embargo, este proceso puede ser largo y costoso, y no garantiza que se recupere el dinero prestado. Por eso, es importante que el contrato sea lo más detallado posible y que se incluyan garantías adicionales, como avales o hipotecas.
  • Riesgo personal: Si el préstamo genera problemas o desconfianza entre las partes, puede afectar negativamente a la relación personal que existe entre ellas. Por ejemplo, si el prestatario se retrasa en los pagos o no puede devolver el dinero, el prestamista puede sentirse engañado o defraudado. O si el prestamista presiona demasiado al prestatario o le impone condiciones abusivas, este puede sentirse agobiado o humillado. Estas situaciones pueden provocar discusiones, reproches o incluso rupturas de la amistad o del vínculo familiar.

¿Cómo evitar los riesgos de los préstamos entre amigos y familiares?

Para evitar los riesgos de los préstamos entre amigos y familiares, lo mejor es seguir una serie de consejos prácticos:

  • Antes de pedir o prestar dinero, hay que valorar bien la situación financiera propia y la de la otra persona, y asegurarse de que se podrá devolver o cobrar el préstamo sin problemas. También hay que tener en cuenta otras opciones de financiación, como los préstamos bancarios o las plataformas de crowdlending, que pueden ofrecer mejores condiciones o mayor seguridad.
  • Al hacer el préstamo, hay que formalizar un contrato por escrito donde se especifiquen todos los aspectos del mismo, como la cantidad, el plazo, los intereses, las garantías, las penalizaciones, etc. Este contrato debe ser firmado por ambas partes y presentado ante Hacienda para evitar problemas fiscales.
  • Al devolver o cobrar el préstamo, hay que cumplir con lo pactado en el contrato y llevar un registro de los pagos realizados o recibidos. Si surge algún imprevisto o dificultad, hay que comunicarlo a la otra parte lo antes posible y buscar una solución amistosa. Si no se llega a un acuerdo, se puede recurrir a la vía judicial o a la mediación extrajudicial.
  • Al mantener la relación personal, hay que separar el ámbito económico del afectivo y no dejar que el préstamo influya negativamente en la confianza, el respeto o el cariño que se tiene a la otra persona. Hay que evitar los reproches, las exigencias o las críticas y tratar el tema con naturalidad y transparencia.

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